Hoy nos vamos a referir a un jóven del interior del país, que consumió fútbol desde su mas tierna infancia. En sus sueños albergó la esperanza de jugar en la Primera División, en un club grande de Buenos Aires, consagrarse y alcanzar la fama que lo catapulte a un futuro de gloria.
Damián Atilio Juárez, alias el Chavito, nació en 1982 en Lules, un pequeño pueblo de Tucumán. De chiquito ya comenzaba a despuntar el vicio de la pelota con sus amigos, en calles de tierra y en un pequeño club zonal.
Los avatares económicos y la evidente falta de progreso de su terruño, obligó a sus padres a emigrar a la Capital Federal en busca de un mejor porvenir. Consecuente con sus sueños, Damián decidió probar suerte en algún club de esos que veía por tele de chiquito. Luego de varios intentos fallidos, escuchó de una prueba en el Club Atlético Excursionistas del barrio de Belgrano. Hacia allí se dirigió, y en una acertada decisión, comunicó que se probaría de arquero, puesto en el que algunas veces se había desempeñado en el Norte. En virtud de que para ese puesto no se presentan muchos chicos, no importó demasiado su regular presentación. Damián fue fichado y así había cumplido una parte de sueño.
El Chavito comenzó a desandar el camino de las inferiores de Excursionistas, hasta que en el mes de Noviembre de 1999, su suerte cambió para siempre…..
Para la temporada 1999/2000, Excursio había armado un plantel con un par de figuras importantes. Antonio De Gregorio asumía el mando de DT, tras una exitosa campaña en el humilde San Martín de Burzaco. De allí se había traído a un jugador que con los años llegaría a ser un ídolo del Bajo Belgrano: Fabián Della Marchesina. También del sur llegó Ulises Abenamar Alliende y entre otros mas, se acercaron el exótico angoleño Da Silva, Gustavo Molini y Silvio Fuentes. El arranque para “Tony” De Gregorio fue relativamente irregular. Naufragando en la mitad de tabla (demasiado poco para las expectativas creadas), se tuvo que alejar de la conducción del plantel en la fecha 12, tras perder en Agronomía con Comunicaciones por 2-1. Posteriormente se hizo cargo la Subcomisión de Fútbol.
El arquero titular, el recordado Francisco Berscé, tuvo un entredicho en los vestuarios y fue expulsado. Durante la semana, su suplente Gabriel Frelier sufrió un problema físico que lo marginaba del próximo encuentro. Ya no quedaban mas alternativas que mirar muy hacia abajo en el semillero. El arquero de la quinta división, del cual no recuerdo el nombre, sería el elegido para afrontar semejante responsabilidad. Lo increíble estaría por suceder, dicho muchacho tuvo en la semana una actitud de indisciplina y fue marginado de la convocatoria. El siguiente arquero en la línea de sucesión en inferiores, pueden imaginarse todos quien era, el Chavito. Tras un irregular paso por las inferiores le llegaba su oportunidad en forma increíble a los 17 años de edad.
Algunos pensaron que la suerte de Excursionistas en ese partido ya estaba echada ante semejante infortunio, el arco cubierto por un arquero debutante de inferiores y la dirección técnica en manos de la Subcomisión de Fútbol.
Aquel 20 de Noviembre de 1999 fue un día templado, pero como siempre en La Tablada, con importantes ráfagas de viento. Con el equipo a punto de saltar a la cancha, un ex directivo que presenció la charla técnica recuerda haber llevado a los dos marcadores centrales hacia un costado del vestuario, y transmitirle una orden en forma tajante: “…deben impedir todo remate de larga distancia y rechazar cada centro que caiga en el área...”. El Chavito no gozaba de una estatura importante, apenas si arañaba el metro sesenta y cinco.
No fue un mal partido de Excursionistas, que salió decidido a presionar a Liniers en todos los sectores de la cancha y mantener el balón lo mas lejos posible de su área. El Chavito prácticamente no tuvo actividad en todo el primer tiempo, pero cuando el mismo se cerraba ocurrió lo peor… El cinco de Liniers, tras recibir un pase corto en mitad de cancha, dio un par de pasos al frente y sacó un tiro elevado, no fue furibundo ni al ángulo, fue hacia el área visitante. El arquerito vio venir el balón, pero los reflejos del sol en contra y la altitud que tomó el envío hicieron que sus cálculos fallaran. Nos agarramos la cabeza, pero increíblemente para nuestra suerte la pelota se estrelló de lleno en el travesaño. Todos suspiramos… pero el alivio duró poco, el rebote en el larguero dio de lleno en la espalda del golero y se introdujo mansamente en el arco. El Pepi Berscé que acompañaba los movimientos del Chavito desde el alambrado, elevó su mirada al cielo como buscando una respuesta. Las caras en las tribunas lo decían todo, algún que otro estúpido hasta se atrevió a reír ante el blooper. Otros desaforados insultaron al “arquero niño”. Los mas de nosotros mirábamos al suelo con resignación.
En el segundo tiempo, Excursio siguió buscando y encontró el empate con un certero remate de Fuentes. De ahí al final, solo fue rezar y rezar cada vez que Liniers cruzaba la mitad de la cancha. Hasta que el árbitro se apiadó de todos y dio por concluído el partido. El Chavito abandonó el estadio con una mirada triste, sintiendo que la responsabilidad lo había sobrepasado, pero el empate hizo que el trago no fuera tan amargo.
La fecha siguiente Berscé volvió a ocupar el arco, y el Chavito nunca más se volvió a atajar en el primer equipo.
Días más tarde asumió la dirección técnica un viejo jugador del verde: Néstor Rapa y ese plantel haría historia con una seguidilla de triunfos impresionante que lo dejaría al borde del ascenso, hasta que llegó el desastre de Comunicaciones, la invasión a la cancha y la quita de 21 puntos.
Nunca mas se supo nada de Damián “Chavito” Juárez. Algunos especulan que dejó el fútbol y volvió a Tucumán. Otros afirman haberlo visto jugar en una liga provincial del Chaco. Lamentablemente aquel sueño de juventud en Lules jamás llegaría a ser cumplido, tal vez la vida le cambió su sueño por otras alegrías.
Damián Atilio Juárez, alias el Chavito, nació en 1982 en Lules, un pequeño pueblo de Tucumán. De chiquito ya comenzaba a despuntar el vicio de la pelota con sus amigos, en calles de tierra y en un pequeño club zonal.
Los avatares económicos y la evidente falta de progreso de su terruño, obligó a sus padres a emigrar a la Capital Federal en busca de un mejor porvenir. Consecuente con sus sueños, Damián decidió probar suerte en algún club de esos que veía por tele de chiquito. Luego de varios intentos fallidos, escuchó de una prueba en el Club Atlético Excursionistas del barrio de Belgrano. Hacia allí se dirigió, y en una acertada decisión, comunicó que se probaría de arquero, puesto en el que algunas veces se había desempeñado en el Norte. En virtud de que para ese puesto no se presentan muchos chicos, no importó demasiado su regular presentación. Damián fue fichado y así había cumplido una parte de sueño.
El Chavito comenzó a desandar el camino de las inferiores de Excursionistas, hasta que en el mes de Noviembre de 1999, su suerte cambió para siempre…..
Para la temporada 1999/2000, Excursio había armado un plantel con un par de figuras importantes. Antonio De Gregorio asumía el mando de DT, tras una exitosa campaña en el humilde San Martín de Burzaco. De allí se había traído a un jugador que con los años llegaría a ser un ídolo del Bajo Belgrano: Fabián Della Marchesina. También del sur llegó Ulises Abenamar Alliende y entre otros mas, se acercaron el exótico angoleño Da Silva, Gustavo Molini y Silvio Fuentes. El arranque para “Tony” De Gregorio fue relativamente irregular. Naufragando en la mitad de tabla (demasiado poco para las expectativas creadas), se tuvo que alejar de la conducción del plantel en la fecha 12, tras perder en Agronomía con Comunicaciones por 2-1. Posteriormente se hizo cargo la Subcomisión de Fútbol.
El arquero titular, el recordado Francisco Berscé, tuvo un entredicho en los vestuarios y fue expulsado. Durante la semana, su suplente Gabriel Frelier sufrió un problema físico que lo marginaba del próximo encuentro. Ya no quedaban mas alternativas que mirar muy hacia abajo en el semillero. El arquero de la quinta división, del cual no recuerdo el nombre, sería el elegido para afrontar semejante responsabilidad. Lo increíble estaría por suceder, dicho muchacho tuvo en la semana una actitud de indisciplina y fue marginado de la convocatoria. El siguiente arquero en la línea de sucesión en inferiores, pueden imaginarse todos quien era, el Chavito. Tras un irregular paso por las inferiores le llegaba su oportunidad en forma increíble a los 17 años de edad.
Algunos pensaron que la suerte de Excursionistas en ese partido ya estaba echada ante semejante infortunio, el arco cubierto por un arquero debutante de inferiores y la dirección técnica en manos de la Subcomisión de Fútbol.
Aquel 20 de Noviembre de 1999 fue un día templado, pero como siempre en La Tablada, con importantes ráfagas de viento. Con el equipo a punto de saltar a la cancha, un ex directivo que presenció la charla técnica recuerda haber llevado a los dos marcadores centrales hacia un costado del vestuario, y transmitirle una orden en forma tajante: “…deben impedir todo remate de larga distancia y rechazar cada centro que caiga en el área...”. El Chavito no gozaba de una estatura importante, apenas si arañaba el metro sesenta y cinco.
No fue un mal partido de Excursionistas, que salió decidido a presionar a Liniers en todos los sectores de la cancha y mantener el balón lo mas lejos posible de su área. El Chavito prácticamente no tuvo actividad en todo el primer tiempo, pero cuando el mismo se cerraba ocurrió lo peor… El cinco de Liniers, tras recibir un pase corto en mitad de cancha, dio un par de pasos al frente y sacó un tiro elevado, no fue furibundo ni al ángulo, fue hacia el área visitante. El arquerito vio venir el balón, pero los reflejos del sol en contra y la altitud que tomó el envío hicieron que sus cálculos fallaran. Nos agarramos la cabeza, pero increíblemente para nuestra suerte la pelota se estrelló de lleno en el travesaño. Todos suspiramos… pero el alivio duró poco, el rebote en el larguero dio de lleno en la espalda del golero y se introdujo mansamente en el arco. El Pepi Berscé que acompañaba los movimientos del Chavito desde el alambrado, elevó su mirada al cielo como buscando una respuesta. Las caras en las tribunas lo decían todo, algún que otro estúpido hasta se atrevió a reír ante el blooper. Otros desaforados insultaron al “arquero niño”. Los mas de nosotros mirábamos al suelo con resignación.
En el segundo tiempo, Excursio siguió buscando y encontró el empate con un certero remate de Fuentes. De ahí al final, solo fue rezar y rezar cada vez que Liniers cruzaba la mitad de la cancha. Hasta que el árbitro se apiadó de todos y dio por concluído el partido. El Chavito abandonó el estadio con una mirada triste, sintiendo que la responsabilidad lo había sobrepasado, pero el empate hizo que el trago no fuera tan amargo.
La fecha siguiente Berscé volvió a ocupar el arco, y el Chavito nunca más se volvió a atajar en el primer equipo.
Días más tarde asumió la dirección técnica un viejo jugador del verde: Néstor Rapa y ese plantel haría historia con una seguidilla de triunfos impresionante que lo dejaría al borde del ascenso, hasta que llegó el desastre de Comunicaciones, la invasión a la cancha y la quita de 21 puntos.
Nunca mas se supo nada de Damián “Chavito” Juárez. Algunos especulan que dejó el fútbol y volvió a Tucumán. Otros afirman haberlo visto jugar en una liga provincial del Chaco. Lamentablemente aquel sueño de juventud en Lules jamás llegaría a ser cumplido, tal vez la vida le cambió su sueño por otras alegrías.
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