Por Adrian Bollici
Releyendo una Memoria y Balance del año 1940, siendo ésta una Memoria especial por cumplirse el 30 aniversario de la fundación de nuestro club, encontramos un párrafo que dice “...volvamos hacia 1910, veremos a un núcleo de jóvenes sin más capital que sus 20 años llenos de ilusiones y un sinfin de proyectos a los cuales con el optimismo digno de la edad; a todo se le encuentra solución. Estos visionarios del deporte se reunían diariamente en la Plaza Montserrat y sentados en un banco, trazaban proyectos de fiestas, pic-nic, carreras, excursiones y otras manifestaciones deportivas...”.
Releyendo una Memoria y Balance del año 1940, siendo ésta una Memoria especial por cumplirse el 30 aniversario de la fundación de nuestro club, encontramos un párrafo que dice “...volvamos hacia 1910, veremos a un núcleo de jóvenes sin más capital que sus 20 años llenos de ilusiones y un sinfin de proyectos a los cuales con el optimismo digno de la edad; a todo se le encuentra solución. Estos visionarios del deporte se reunían diariamente en la Plaza Montserrat y sentados en un banco, trazaban proyectos de fiestas, pic-nic, carreras, excursiones y otras manifestaciones deportivas...”.
El Mercado de las Carretas de C. Morel |
Al leer “Plaza
Montserrat” inmediatamente intentamos imaginar esa plaza, ¿cómo sería el
escenario donde esos pibes pergeñaron el boceto de lo que luego se convertiría
en nuestra pasión?.
Iniciamos la
búsqueda de información sobre el lugar, encontramos que ese solar nació como
“Mercado de Carretas” y fue un terreno donado por los vecinos allá por el año
1780 que tenían la necesidad de conseguir alimentos y deseaban un mercado.
El
espacio quedó delimitado por las calles Belgrano, Lima, Moreno y Bernardo de Irigoyen. Sobre el lado oeste una calleja la unía con la calle Lima.
La Plaza, con
sus carretas, animales, mercado, olores y boliches era una vecindad poco
recomendable. Todo este conglomerado hizo arrepentirse a los vecinos de la
solicitud de crear un Mercado, fue así que en 1790 se sustituyó el Mercado de
Frutos por una Plaza de Toros.
Media cuadra del
callejón que la unía con Lima, estaba ocupada por una casa de dos plantas,
recova y balconada en la planta alta perteneciente a la familia Azcuénaga, era
conocida como La Balconada de Montserrat.
La Balconada de Leonie Matthis. |
Esta balconada
se aprovechó para palcos y el resto de la Plaza se levantó en madera, y la planta
baja sirvió de toril para encerrar a los toros, por lo que pasó a conocerse
como la Calle del Toril.
La Plaza de
Toros con una capacidad para 2000 personas comenzó a funcionar en 1791, pero
pronto se vio que era peor el remedio que la enfermedad. Los animales daban
malos olores, hacían ruidos molestos, las aglomeraciones de público alteraban
la paz del barrio, y finalmente llegaba gran cantidad de gente aventurera e
indeseable que se volcaba a otros vicios, y dejó de funcionar hacia 1799. La
vieja Calle del Toril se llenó de pulperías y casas de mala fama por lo que fue
rebautizada con el nombre de Calle del Pecado.
Ya libre de los
toros hacia 1806 juraron en la plaza parte de los miembros de los Regimientos
de Pardos y Morenos durante el período de las invasiones inglesas. Por eso fue
rebautizada como “Plaza de la Fidelidad”.
Entre 1830 y
1852 su reputación empeoró, para esa altura las riñas de gallos, los rufianes y
elementos de mal vivir que pululaban en las pulperías y burdeles, eligieron la
zona como escenario de peleas y hechos de sangre.
Los vecinos se
fueron alejando del barrio, y el espacio comenzó a ser ocupado por inmigrantes
negros, mulatos e indios quienes fueron conquistados por la Virgen Nta. Señora
de Montserrat apodada cariñosamente “La Morenita” debido a su color.
La población
negra creció en gran número, se agrupaban en naciones, estaban los Camundá,
Congos, Guineas y varias más. Los negros organizaban procesiones y desfilaban
al ritmo del candombe, de allí que la zona fuera conocida como Barrio del
Tambor, o Barrio del Mondongo nombre que provino del pueblo africano Mondongo
(Bantú), cuyos miembros se acercaban al Matadero Central del Sur a pedir los
restos de las faenas y entre los cortes de su preferencia estaba la panza o
estómago vacuno. De ahí que genéricamente le quedó el nombre mondongo a esa
parte de la vaca y por extensión y vulgarismo también al barrio.
Pasaje Aroma 1890 |
La Calle del
Pecado fue también asiento de saladeros, de barracas de cueros y de frutos y
hortalizas, las que se descomponían y daban un hedor insoportable. Si a ello
sumamos los desperdicios que allí se arrojaban y los animales muertos, no deja
de ser una ironía el nombre que se le impuso el 27 de noviembre de 1893, de
“Pasaje Aroma” pero no hacía referencia a su perfume sinó que evocaba la
heroica batalla librada en la pampa de Aruhuma (conocida popularmente como
Aroma) el 15 de noviembre de 1810 .
Plaza Montserrat con el monumento a Vieytes. |
La Plaza según
la época tuvo diferentes nombres: nació como Mercado de Frutos de Montserrat o
Plaza de Montserrat; en 1791 pasó a ser Plaza de Toros de Montserrat; en 1800
vuelve a ser Plaza de Montserrat, pasando en 1806 a ser conocida como Plaza o
Hueco de la Fidelidad por su cercanía con el cuartel del Regimiento de Pardos y
Morenos formado por negros, que habían peleado fielmente contra los invasores
ingleses; en 1822 recibe, de la calle aledaña el nombre de Plaza del Buen
Orden; en 1826 Plaza del Restaurador, nombre que por orden del propio Juan
Manuel de Rosas es cambiado en 1838 volviendo a ser del Buen Orden; en 1852
pasa a ser Mariano Moreno; en 1856 San Martín; en 1874 General Manuel Belgrano;
en 1905 recupera el nombre de Mariano Moreno, finalmente en 1910 recibió su
primitivo nombre de Plaza Montserrat.
Ministerio de Salud |
Monumento a Vieytes actual |
Justamente ese
año con motivo del Centenario se erigieron lo monumentos a los integrantes de
la Primera Junta, tocándole en suerte a
la Plaza Montserrat cobijar a Hipólito Vieytes obra de José Llaneces.
Su final llegó
en 1933 cuando se decidió construir el primer rascacielos financiado por el
Estado Nacional, edificio en el que hoy funciona el Ministerio de Salud y desde
2011 lleva la imagen de Evita.
El monumento a
Hipólito Vieytes, quien seguramente es el último testigo de las primeras
reuniones de aquellos jóvenes excursionistas, fue trasladado a la Plazoleta
Vieytes en el barrio porteño de Barracas.
Bibliografía: Memoria y Balance C.A. Excursionistas 1940.
Diario Clarin: La calle del pecado y los fantasmas de Eduardo Parise.
www.jorgealgorta.blogspot.com.ar “El Barrio del Tambor”
www.historiadigitalarg.blogspot.com.ar
www.curiosamonserrat.com.ar
Wikipedia
www.revisionistas.com.ar
Diario Clarin: La calle del pecado y los fantasmas de Eduardo Parise.
www.jorgealgorta.blogspot.com.ar “El Barrio del Tambor”
www.historiadigitalarg.blogspot.com.ar
www.curiosamonserrat.com.ar
Wikipedia
www.revisionistas.com.ar
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