Aunque para la mayoría de nosotros es historia reciente, muchos de los adolescentes que pueblan hoy nuestras tribunas, no vivieron como se debe el torneo de Primera C 2000/01. Un gran equipo que demostraba una calidad de juego exquisita, dirigido técnicamente por Néstor Rapa, quien logró coronarse campeón del Torneo Clausura 2001.
Por esas arbitrariedades históricas que tiene la AFA, un campeonato corto de Primera División significa la gloria, una estrella en el escudo y Copa Libertadores. Pero en el mundo de los mediocres clubes y dirigentes de Primera C, prácticamente no tenía ningún valor. Haber alcanzado aquel titulo solo significó evitar una fase en el torneo octogonal… Increíblemente, ese cuadrazo se quedó afuera en las semifinales del reducido, en dos finales para el infarto con Dep. Laferrere pero esa es otra historia.
El partido en cuestión que seguramente quedó en el recuerdo de todos, se llevó a cabo el 3 de marzo con Argentino, en Merlo. Excursio llegaba a disputar la 8va. fecha siendo líder de la tabla de posiciones con 17 unidades, seguido por San Martín de Burzaco con 16. Era una parada difícil, pues el local contaba en sus líneas con elementos experimentados como Pombo, Gallo, Kinaszuk y en la delantera con Adrián Gerry y Caviglia.
Muchos hinchas del verde dieron la bienvenida al equipo cuando saltó al campo de juego. Este último se presentaba muy pesado y barroso, por culpa de una lluvia que se había colado para ver el espectáculo pronto a suceder.
No acabábamos de ubicarnos cuando Gerry abrió el marcador para los locales a tan solo 6 minutos de iniciado el partido. Sin embargo aun faltaba mucho por jugar. Para sorpresa de todos, el empate no se hizo esperar. Dos minutos después, otro que más tarde vestiría nuestros colores, el arquero Crisitian García le cometió foul penal al “Gordo” Pérez, quien se encargó de marcar la igualdad 1-1.
Lentamente el campo de juego comenzó cambiar de color, y el verde césped le cedió lugar al negro barro que comenzó a brotar por las áreas. Los dos equipos se olvidaron de defender y buscaron frenéticamente la victoria. Avellaneda y Cerenza hacían surcos por las bandas, Molini era el abanderado que dibujaba garabatos imposibles, y arriba Pérez y Allende bañados en lodo, eran los encargados de sembrar el terror en el área académica. Pero había alguien más, que con su blonda melena y su casaca número 7 impoluta nos iba a brindar un show difícil de olvidar, era el “E7ERNO” Fabián Della Marchesina.
Los 15 minutos de descanso duraron un lustro, en la tribuna los hinchas éramos un manojo de nervios deseando ganar y mantener la punta. Iniciado el segundo tiempo, otra vez Argentino volvió a ponerse en ventaja casi desde los vestuarios con gol de Kinaszuk. Ahí el verde se fue nuevamente a la carga contra viento y marea, y otra vez el “Gordo” Pérez tomó una pelota dentro del área y la mandó a guardar. A los 20 minutos sentenciaba el 2-2.
Aún faltaba bastante para el final y, como se presentaba el trámite, podía suceder cualquier cosa. A los 28 minutos se fue expulsado nuestro defensor Juan “el pincha” Risso, y el panorama fue otro, pero esos jinetes vestidos de verde y blanco jamás iban a retroceder. No conocían el significado de “bajar la cortina y aguantar”. Fue así que en la subida número mil de Diego Cerenza, habilitó a Molini quien definió acariciando el balón contra un palo. Un éxtasis total invadió la vieja tribuna visitante de cemento de Merlo Norte. Victoria parcial del verde por 3 a 2 y con un hombre menos, lo que ya era épico pero aun faltaba lo mejor.
El desgaste en ambos bandos había sido monstruoso, no solo por la exigencia futbolística sino también por la lluvia que obligaba a un esfuerzo extra. Los de Merlo no estaban dispuestos a conformarse con una derrota digna y continuaban con su asedio incansable. El verde sacudía con algún contraataque. Lamentablemente, a poco del final, luego de una combinación entre Pombo y Gallo, la Academia encontró el empate. Una gran desazón nos invadió a todos pero…..
Pese a todo, en la tribuna los hinchas seguíamos alentando, todavía sin entender lo que estaba sucediendo. El premio nos llegó cuando, luego de un corner de Ulises Allende, el mágico “Polaco” Della Marchesina hizo de las suyas y con su melena acomodó la pelota dentro del arco, poniendo números finales a la victoria por 4-3, coronando unos de sus mejores partidos con la casaca albiverde. Los leales que se acercaron al oeste explotaban de alegría.
Siendo sinceros, este relato no se acerca ni por asomo a los que fue el trámite real del partido. Un encuentro que lo tuvo todo, emoción, pasión y ficción en los pies del último ídolo del club del Bajo Belgrano. Una de las tantas crónicas se refirió de la siguiente manera acerca de esta obra maestra y a su director Néstor Rapa: “Ahí quedaron flotando las palabras de su técnico, que pregona un fútbol superofensivo y se hicieron carne, en los corazones de diez tipos que lograron hacer dos golazos en inferioridad numérica y remontar el resultado. Y casi emocionó a los más nostálgicos cuando, con el 3-4 en el bolsillo, dejó tres hombres arriba buscando el quinto”. Memorias de una tarde inolvidable para muchos de nosotros, y un homenaje a esos gigantes luchadores que tarde a tarde nos emocionaban a todos.
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