Por Marcos Damián Tricarico.
“El camino va quedando expedito” fue el título utilizado por nuestra inolvidable revista “Excursio, una voz de Belgrano”, luego del importantísimo empate ante Ituzaingó en calidad de visitante. Y cuanta razón tenía dicho titular, ya que el “verde del oeste” era en ese momento del campeonato, el principal contendiente en la pelea por una plaza en el Octogonal del ‘83. Luego de este valioso resultado, Excursionistas viajaba a Ensenada para enfrentar a un necesitado Cambaceres, que se debatía por permanecer en la categoría. La sangre en el ojo por aquellos dos tiros libres de Osvaldo “Patota” Potente perduraba aún, y con dicha sensación concurrimos a ver este encuentro con ánimo de revancha, esa que solamente otorga el fútbol y no ninguna otra. Mayúscula sorpresa nos llevamos al observar que el local, ya no tenía en su equipo a aquellas veteranas figuras; de todos modos ello de ninguna manera iba en detrimento de aquel deseo de revancha. Viajes largos si los había para llegar a una cancha era éste: primero en el viejo Ferrocarril Roca hasta La Plata para luego, combinar con el colectivo local que compartí con el querido “gordo” Terenzio y su hermano Roberto. Al llegar a la cancha reconocieron a un amigo en común con Guillermo Bustos y logramos ingresar por el portón de atrás sin abonar entrada. La expectativa por la clasificación crecía como el juego de Excursio en el torneo: a pasos agigantados. El equipo definitivamente había encontrado a sus 11 jugadores que se jugarían por el ascenso, y que fecha tras fecha iban demostrándolo, como esa tarde en donde la actuación fue sencillamente sensacional. No tuvo fisuras, fue dominador absoluto, serio y leal ya que en ningún momento “sobró” la situación; jugó con la conciencia de saber que se enfrentaba ante una buena posibilidad de hacer una diferencia en goles, que pudiera servir ante cualquier eventualidad de definición de puestos clasificatorios. Aquella tarde Defensores de Cambaceres, más allá de haber sufrido una goleada histórica por 7 a 1, que de manera alguna condenó su futuro en la divisional, pudo tener el placer de observar y degustar la primera y única vez en la que el “Beto” Horvath, a lo largo de su vasta trayectoria, convirtiera 4 goles en un partido. Los otros dos goles del “Paragua” Martínez Fariña y del puntero Morel, daban cifras finales a un partido que ingresó en la historia de las grandes goleadas del “Verde”. La victoria ante el rojo de Ensenada, le otorgó a Excursionistas los puntos suficientes para estirar la diferencia existente con Ituzaingó, que había perdido en la barranca de Quilmes ante Argentino, y meterse de lleno en un octogonal que en breve lo tendría de principal protagonista. Tarde de sol y de goles; de revancha saciada y de un costoso largo viaje de ida y vuelta en pesos, que se buscó recuperar en la estación Constitución ofreciéndo los boletos al 50% de su valor.
“El camino va quedando expedito” fue el título utilizado por nuestra inolvidable revista “Excursio, una voz de Belgrano”, luego del importantísimo empate ante Ituzaingó en calidad de visitante. Y cuanta razón tenía dicho titular, ya que el “verde del oeste” era en ese momento del campeonato, el principal contendiente en la pelea por una plaza en el Octogonal del ‘83. Luego de este valioso resultado, Excursionistas viajaba a Ensenada para enfrentar a un necesitado Cambaceres, que se debatía por permanecer en la categoría. La sangre en el ojo por aquellos dos tiros libres de Osvaldo “Patota” Potente perduraba aún, y con dicha sensación concurrimos a ver este encuentro con ánimo de revancha, esa que solamente otorga el fútbol y no ninguna otra. Mayúscula sorpresa nos llevamos al observar que el local, ya no tenía en su equipo a aquellas veteranas figuras; de todos modos ello de ninguna manera iba en detrimento de aquel deseo de revancha. Viajes largos si los había para llegar a una cancha era éste: primero en el viejo Ferrocarril Roca hasta La Plata para luego, combinar con el colectivo local que compartí con el querido “gordo” Terenzio y su hermano Roberto. Al llegar a la cancha reconocieron a un amigo en común con Guillermo Bustos y logramos ingresar por el portón de atrás sin abonar entrada. La expectativa por la clasificación crecía como el juego de Excursio en el torneo: a pasos agigantados. El equipo definitivamente había encontrado a sus 11 jugadores que se jugarían por el ascenso, y que fecha tras fecha iban demostrándolo, como esa tarde en donde la actuación fue sencillamente sensacional. No tuvo fisuras, fue dominador absoluto, serio y leal ya que en ningún momento “sobró” la situación; jugó con la conciencia de saber que se enfrentaba ante una buena posibilidad de hacer una diferencia en goles, que pudiera servir ante cualquier eventualidad de definición de puestos clasificatorios. Aquella tarde Defensores de Cambaceres, más allá de haber sufrido una goleada histórica por 7 a 1, que de manera alguna condenó su futuro en la divisional, pudo tener el placer de observar y degustar la primera y única vez en la que el “Beto” Horvath, a lo largo de su vasta trayectoria, convirtiera 4 goles en un partido. Los otros dos goles del “Paragua” Martínez Fariña y del puntero Morel, daban cifras finales a un partido que ingresó en la historia de las grandes goleadas del “Verde”. La victoria ante el rojo de Ensenada, le otorgó a Excursionistas los puntos suficientes para estirar la diferencia existente con Ituzaingó, que había perdido en la barranca de Quilmes ante Argentino, y meterse de lleno en un octogonal que en breve lo tendría de principal protagonista. Tarde de sol y de goles; de revancha saciada y de un costoso largo viaje de ida y vuelta en pesos, que se buscó recuperar en la estación Constitución ofreciéndo los boletos al 50% de su valor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario