Por Marcos Damián Tricarico
A finales de la etapa veraniega del año 1980 se vivía en Buenos Aires un hecho inusitado: una intensa ola de calor que azotaba la ciudad. Tan calurosos eran esos días, que habían provocado el dictado de asueto en las escuelas primarias y secundarias sumado al hecho que, como siempre ocurre en Argentina, casi toda la ciudad se había quedado sin suministro de energía eléctrica. Por aquellos días descubrí en parte el valor que tiene un oasis en el desierto. Nada fresco para beber, las estaciones de servicio desabastecidas de las famosas bolsas de hielo “Rolito”, ni siquiera un “palito, bombón helado” para calmar nuestra sed. “La ciudad de las furias” ardía de calor. El mismo calor que sentíamos los hinchas del “Verde” por presenciar el debut en nuestra cancha frente al Deportivo Morón por la tercera fecha del campeonato de la Primera C. ¿Debut en la tercera fecha? Sí, era el debut pero en nuestro estadio, en el “Coliseo”, ya que anteriormente habíamos jugado de local con Barracas en la cancha de Comunicaciones. Al leer esto se preguntará ¿ya desde aquel entonces nos suspendían la cancha? No amigos, la cancha no estaba suspendida, tan sólo se aprestaba a erigirse en la mejor cancha de la divisional, ya que Excursionistas había contratado al canchero “Lelo” García, el que se había encargado de los campos de juego de los estadios que sirvieron de sede del Mundial ’78. Por aquellos tiempos García era uno de los hombres más reconocidos por su labor y trabajaba en Vélez Sarsfield. Pero además ese día se produjo la inauguración del sector de plateas y la entrega por parte del presidente de aquel entonces, don Carlos Ianowski de una gran bandera a la hinchada. Era una verdadera fiesta a la que sólo le faltaba un triunfo ante el candidato Morón, que a la postre fue quien obtuvo el ascenso. Un Morón que tenía en sus filas a los hermanos Romagnoli (padre y tío del Pipi actual de San Lorenzo); al “Loco” Pinasco (que con los años fuera DT del Verde); al “Tano” Stagliano (actual DT de Laferrere) y otras figuras de aquel entonces. Y Excursio mostraba también las suyas: Jorge Troncoso (experimentado zaguero de los años 70 y que brillara en Vélez); los marcadores de punta Martinuccio y Virgalito; el “Veneno” Yañez; el “Pelado” Viola, el gran goleador que contaba la divisional sumados a los “nuestros” Jorge Álvarez y al mejor arquero de la “C” Oscar Suárez (a quien el Toto Lorenzo lo quiso llevar a Boca).
El partido empezó palo a palo; el “Verde” como “viejo taita” lo tomó de las solapas al candidato Morón y empezó ganando el partido. En poco tiempo se lo dieron vuelta pero mientras el “Gallo” festejaba el 2 a 1, de penal Álvarez ponía el 2 a 2. El partido no daba tregua, ver el campo verde como las canchas del mundial sumado a lo vibrante que era el partido nos hacía olvidar el calor y el sol. Sol que de pronto se transformó en viento y lluvia (justo ese día que inaugurábamos el nuevo campo de juego!…) y sí, sino no seríamos Excursionistas no?.
El primer tiempo quedó igualado y nos fuimos al buffet para esperar el segundo capítulo y al mismo tiempo, resguardarnos de la intensa lluvia que caía en el Bajo. La temática del partido no cambió: siguió palo y palo con un Excursio que merecía la ventaja pero… pero… Morón se adelantó en pocos minutos y se puso 4 a 2. Ahí sí empezaron las broncas por la mala fortuna del equipo y por el tiempo; se multiplicaban las maldiciones echadas por cada uno de los “leales” ante tal cuadro. Encima, escuchar las burlas de los hinchas de Morón para con nosotros y para con Troncoso, que no le encontraba la medida a la cancha, y tiraba la pelota siempre afuera e incluso hasta por detrás de la vieja tribuna de madera visitante. Pero Excursio como nosotros se agranda en la bravas y en una ráfaga empató con dos cabezazos del pelado Viola 4 a 4. Había terminado la lluvia y había salido el sol tanto para nosotros como para todo Buenos Aires, porque este partido se jugó con todas las condiciones climáticas, habidas y por haber. A falta de 10 minutos en una jugada afortunada Pinasco pone el 5 a 4 desatando la locura de los muchos visitantes que vinieron al Bajo. Y bue!!!, al menos pelea le dimos; de arriba no se la llevan, decíamos a manera de consuelo. Aunque, como siempre suele pasar en nosotros, empezamos a buscar en algún rincón de nuestro ser un cachito más de esperanza, como ese que busca una moneda cuando lo apostó todo. Y la moneda apareció y a los 44 Virgalito la “embocó”, ya que con la intención de tirar un centro la puso en el segundo palo de Roldán y el 5 a 5 se consumó, como la tarde misma ya que de repente se hizo de noche y la amenaza de lluvia volvía sobre nosotros. Pero que importaba la lluvia, si ya la habíamos vivido con los 5 goles del “Verde” que se había ganado el aplauso de todos y el respeto siempre vigente de muchos. Una tarde que jamás se olvidará, que jamás olvidaré, por las emociones, por los goles, por los tantos abrazos que con el correr de los años se convirtieron en amistades fraternas, por la alegría y la suerte de expresarla en épocas en donde aquello nos estaba vedado.
A finales de la etapa veraniega del año 1980 se vivía en Buenos Aires un hecho inusitado: una intensa ola de calor que azotaba la ciudad. Tan calurosos eran esos días, que habían provocado el dictado de asueto en las escuelas primarias y secundarias sumado al hecho que, como siempre ocurre en Argentina, casi toda la ciudad se había quedado sin suministro de energía eléctrica. Por aquellos días descubrí en parte el valor que tiene un oasis en el desierto. Nada fresco para beber, las estaciones de servicio desabastecidas de las famosas bolsas de hielo “Rolito”, ni siquiera un “palito, bombón helado” para calmar nuestra sed. “La ciudad de las furias” ardía de calor. El mismo calor que sentíamos los hinchas del “Verde” por presenciar el debut en nuestra cancha frente al Deportivo Morón por la tercera fecha del campeonato de la Primera C. ¿Debut en la tercera fecha? Sí, era el debut pero en nuestro estadio, en el “Coliseo”, ya que anteriormente habíamos jugado de local con Barracas en la cancha de Comunicaciones. Al leer esto se preguntará ¿ya desde aquel entonces nos suspendían la cancha? No amigos, la cancha no estaba suspendida, tan sólo se aprestaba a erigirse en la mejor cancha de la divisional, ya que Excursionistas había contratado al canchero “Lelo” García, el que se había encargado de los campos de juego de los estadios que sirvieron de sede del Mundial ’78. Por aquellos tiempos García era uno de los hombres más reconocidos por su labor y trabajaba en Vélez Sarsfield. Pero además ese día se produjo la inauguración del sector de plateas y la entrega por parte del presidente de aquel entonces, don Carlos Ianowski de una gran bandera a la hinchada. Era una verdadera fiesta a la que sólo le faltaba un triunfo ante el candidato Morón, que a la postre fue quien obtuvo el ascenso. Un Morón que tenía en sus filas a los hermanos Romagnoli (padre y tío del Pipi actual de San Lorenzo); al “Loco” Pinasco (que con los años fuera DT del Verde); al “Tano” Stagliano (actual DT de Laferrere) y otras figuras de aquel entonces. Y Excursio mostraba también las suyas: Jorge Troncoso (experimentado zaguero de los años 70 y que brillara en Vélez); los marcadores de punta Martinuccio y Virgalito; el “Veneno” Yañez; el “Pelado” Viola, el gran goleador que contaba la divisional sumados a los “nuestros” Jorge Álvarez y al mejor arquero de la “C” Oscar Suárez (a quien el Toto Lorenzo lo quiso llevar a Boca).
El partido empezó palo a palo; el “Verde” como “viejo taita” lo tomó de las solapas al candidato Morón y empezó ganando el partido. En poco tiempo se lo dieron vuelta pero mientras el “Gallo” festejaba el 2 a 1, de penal Álvarez ponía el 2 a 2. El partido no daba tregua, ver el campo verde como las canchas del mundial sumado a lo vibrante que era el partido nos hacía olvidar el calor y el sol. Sol que de pronto se transformó en viento y lluvia (justo ese día que inaugurábamos el nuevo campo de juego!…) y sí, sino no seríamos Excursionistas no?.
El primer tiempo quedó igualado y nos fuimos al buffet para esperar el segundo capítulo y al mismo tiempo, resguardarnos de la intensa lluvia que caía en el Bajo. La temática del partido no cambió: siguió palo y palo con un Excursio que merecía la ventaja pero… pero… Morón se adelantó en pocos minutos y se puso 4 a 2. Ahí sí empezaron las broncas por la mala fortuna del equipo y por el tiempo; se multiplicaban las maldiciones echadas por cada uno de los “leales” ante tal cuadro. Encima, escuchar las burlas de los hinchas de Morón para con nosotros y para con Troncoso, que no le encontraba la medida a la cancha, y tiraba la pelota siempre afuera e incluso hasta por detrás de la vieja tribuna de madera visitante. Pero Excursio como nosotros se agranda en la bravas y en una ráfaga empató con dos cabezazos del pelado Viola 4 a 4. Había terminado la lluvia y había salido el sol tanto para nosotros como para todo Buenos Aires, porque este partido se jugó con todas las condiciones climáticas, habidas y por haber. A falta de 10 minutos en una jugada afortunada Pinasco pone el 5 a 4 desatando la locura de los muchos visitantes que vinieron al Bajo. Y bue!!!, al menos pelea le dimos; de arriba no se la llevan, decíamos a manera de consuelo. Aunque, como siempre suele pasar en nosotros, empezamos a buscar en algún rincón de nuestro ser un cachito más de esperanza, como ese que busca una moneda cuando lo apostó todo. Y la moneda apareció y a los 44 Virgalito la “embocó”, ya que con la intención de tirar un centro la puso en el segundo palo de Roldán y el 5 a 5 se consumó, como la tarde misma ya que de repente se hizo de noche y la amenaza de lluvia volvía sobre nosotros. Pero que importaba la lluvia, si ya la habíamos vivido con los 5 goles del “Verde” que se había ganado el aplauso de todos y el respeto siempre vigente de muchos. Una tarde que jamás se olvidará, que jamás olvidaré, por las emociones, por los goles, por los tantos abrazos que con el correr de los años se convirtieron en amistades fraternas, por la alegría y la suerte de expresarla en épocas en donde aquello nos estaba vedado.
En ese partido no atajó Peidró. El arquero de Morón fue Roldán
ResponderEliminarexactamente. fue roldan, y se comio al menos 3 de los 5 goles. nuestro gran suarez tambien fue un desastre ese dia. partidazo infartante, pasado por agua... por cierto, los tres primeros partidos que jugamos de locales, moron , lujan y creo colegiales, fueron bajo una tromenta horrible y la cancha, tan linda que habia quedado, acabo el torneo siendo un lodazal.
ResponderEliminarEn la fotogalería de la página del club, aparece una foto de Don Carlo Ianowsy entregándole la placa al Diego, y dice que fue el mismo día de este partido. Y creo que hay un error, porque la entrega de la placa fue en el ´79 con motivo del campeonato mundial juvenil (yo estuve el día que Diego la recibió en el club), y hacía frío! Y también me acuerdo del partido con Morón (fue la única vez que me fui antes de la cancha por bronca, y cuando llegué a mi casa me enteré del resultado y me quería morir...). Si alguien puede aclarar el punto se lo voy a agradecer. Abrazos. Daniel Carelli
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