jueves, 29 de septiembre de 2011

Excursionistas 3 – River Plate 0 (29.06.1937)

Luego de instaurarse el profesionalismo en 1931, el fútbol amateur quedó herido de muerte. Para el año 1937, la Asociación de Fútbol organizó formalmente el torneo de Segunda, con ascensos y descensos. Este proyecto eliminaba de la competencia a las Reservas de los equipos de Primera División, que compartían el torneo de Segunda desde 1935.
Sin embargo en la primera parte del año 1937 previo a la fundación del ascenso “profesional”, se organizó un certamen denominado Torneo Preparación. En este torneo Excursio no salió campeón, ni subcampeón, pero quedó en el recuerdo de los hinchas durante muchos años por los grandes partidos que disputó.
El Torneo estaba dividido en tres zonas de nueve equipos y una de ocho, formadas por clubes de Segunda y Reservas de Primera. El modo de disputa era a una sola rueda y los dos primeros de cada zona clasificaban a la siguiente fase.
Excursionistas compartió la Zona B con Chacarita Jrs., River Plate, Atlanta, Tigre, Platense (todos eran Reservas de Primera), y Defensores, Almagro y Colegiales (de Segunda División).
En la primera jornada el verde debutó ganándole a Tigre en Victoria por 3-2 con goles de Balparda (2) y Ortega.
Promediando el torneo Excursio demostraba que contaba con importantes valores dentro del plantel.
Al llegar la última fecha el verde venció a Colegiales por 3-1 en Belgrano y River Plate hizo lo mismo con Almagro, en su vieja cancha de Parque Chas, por 2-0.
Finalizada la rueda Chacarita Jrs. se ubicó como líder y la segunda posición la compartieron Excursio y River Plate. Esto obligaba a ambos a enfrentarse por un desempate. Hasta aquí nada llamativo, lo extraño estaba por venir…. Se necesitaron disputar tres partidos para definir quien avanzaba a la siguiente ronda.
El primer desempate se jugó en cancha de Chacarita Jrs. en Villa Crespo y el resultado fue 4-4. El diario La Nación dijo "Excursionistas se superó y salvó las diferencias que pudieron apreciarse con un brío constante y un entusiasmo considerable, que le valieron un merecido empate y estuvieron a punto de significarle el triunfo, por lo que, para el modesto equipo amateur fueron los mejores honores de la jornada. Se jugó media hora suplementaria en períodos de 15 minutos.
En el primero, Samaniego aprovechó un yerro de uno de los backs de Excursionistas para anotar el cuarto goal a los 13 minutos, y 2 mas tarde, un nuevo tiro libre muy potente que ejecutó Soler desde una distancia mayor a 30 metros, valió a su team el empate en cuatro tantos. En suma, el resultado puede considerarse justo, pero debe hacerse notar que estuvo mas cerca de la victoria el team de Excursionistas. El partido debió seguir media hora mas hasta completar las dos horas y media de juego lo que no se hizo por falta de luz.
"
El segundo desempate se jugó el 26 de junio en cancha de Ferrocarril Oeste donde se registró otro empate 1-1 con gol de Castillo. La Nación tituló: "River y Excursionistas empataron ayer por segunda vez, después de dos horas de juego, el score quedó igualado. Debe señalarse el hecho de que por haber muy pocas boleterías habilitadas, el público sufrió un sinnúmero de molestias que motivaron la aparición de numerosos revendedores y, a la hora de comenzar el match, el asalto a una de las puertas de entrada y la invasión de las instalaciones por parte del público que no había logrado obtener boletas de acceso".
Tres días más tarde se enfrentaban por tercera vez en el Viejo Gasómetro. Aquí llegaría la definición. Los equipos formaron:
Excursionistas: Baranzini, Rodríguez, Navigante, Sosa, Ruano, Giuliano, De Lattanti, Balparda, Diana, Ballerio, Ortíz.
River Plate: Sirni, Fatecchi, Bezos, Yacono, Ramos, Sosa, Casals, Crasifi, Rongo, Labruna, Ferreiro.
Iniciado el partido Fattechi tocó la pelota con la mano dentro del área y el juez Macías cobró penal para el verde. Diana ejecutó un disparo deficiente y fue contenido por Sirni. Minutos después Baranzini descolgó un balón que se dirigía al ángulo enviado por Angel Amadeo Labruna. Si, el famoso “Angelito”, histórico goleador de los millonarios, comenzaba a hacer sus primeras armas en el fútbol en este torneo.
Iniciado el segundo período a los 15 minutos De Lattanti desbordó por un costado y cedió a Ortíz, quien definió ante la salida del golero riverplatense, marcando la primera ventaja para los de Belgrano. River inmediatamente fue en busca de la igualdad pero el larguero le negó el gol nuevamente a Labruna. A los 33 minutos Ortíz tiró un centro al área que fue conectado de cabeza por Diana, quien tomándose revancha del penal malogrado, puso el marcador 2-0.
Finalmente con un River adelantado que dejó muchos espacios para la contra, otra vez Diana, luego de una extensa corrida, despidió un tiro fuerte y esquinado a media altura. La pelota infló la red marcando cifras definitivas Excursio 3 – River Plate 0. Ya no harían falta mas desempates y el verde pasó a la siguiente fase.
El matutino La Nación comentó "La expectativa suscitada por el match, a causa de los dos empates con que terminaron los partidos jugados, para decidir cuales de ellos correspondía intervenir en las ruedas finales del certámen de 2da. División, se vio nuevamente de manifiesto ayer, pues no obstante el día extremadamente frío y desapacible, poco propicio para espectáculos al aire libre, no menos de 12000 aficionados ocuparon las instalaciones de la entidad de la Avenida La Plata."
Casi la mitad del plantel riverplatense alternaba en el equipo de primera profesional. Además debemos tener en cuenta que el hecho de no haber sido titulares es anecdótico, ya que en el primer equipo de River jugaban Peucelle, Moreno, Pedernera, Bernabé Ferreyra y Renato Cesarini tal vez uno de los mejores quintetos de la historia. Los millonarios ya se perfilaban para convertirse en una potencia futbolística.
En cuartos de final Excursionistas derrotó por 3-1 al Racing Club de Avellaneda con goles de Ortíz (2) y Diana ante 7000 espectadores. El diario La Prensa dijo "En la cancha del club Atlanta se midieron ayer los equipos de 2da. División de Racing y Excursionistas, presentaba un aspecto interesante con sus instalaciones casi repletas de aficionados. Indudablemente las últimas actuaciones del conjunto de Excursionistas han repercutido favorablemente entre los aficionados, y de ahí que exista mayor interés por cada presentación de ese equipo."
En semifinales Excursionistas enfrentó a Estudiantil Porteño en cancha de Ferrocarril Oeste y Boca a Chacarita Jrs. en el Gasómetro. El 10 de julio Estudiantil Porteño dio por finalizada la ilusión del verde. Se impuso por 1-0 y lo eliminó del torneo. Muchísimos espectadores se acercaron a Caballito a presenciar el partido. Las crónicas cuentan que hubo algunas reyertas entre los jugadores, que se debieron disuadir con ayuda de la policía para evitar el desorden. Inmediatamente en las tribunas se produjeron prolongadas escenas de pugilato, que tuvo proporciones espectaculares por la gran cantidad de público que había concurrido, y del cual resultó un espectador lesionado que fue conducido a los vestuarios para ser atendido. En la calle cerca de una de las salidas, se renovó la gresca, pero en menor proporción. Así finalizaba Excursio su participación en el certamen.
Como dato de color, la final la jugó Estudiantil Porteño contra Chacarita Jrs. en River Plate. Se impuso el equipo azulgrana frente a los funebreros por 2-1 coronándose campeón. Paradójicamente el equipo que se coronó en este último retazo del fútbol amateur, pronto también se desafiliaría de la Asociación dos años después.
Con respecto a Excursionistas, a pesar de la decepción por la eliminación, había logrado batir a dos clubes poderosos como River Plate y Racing Club. El verde ya estaba preparado para iniciar el torneo de Segunda donde iba a realizar una excelente campaña en su primer certamen profesional.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Villa San Carlos 0 - Excursio 0 (11.12.93)

Ya para el año 1993 no existía otra actividad más importante para un sábado por la tarde que ir a ver al verde. Villa San Carlos era el equipo nuevo de la Primera C para el torneo 93/94, el popular cuadro de Berisso había logrado el ascenso luego de miles de intentos. Llegada la quinta fecha del Clausura, Excursio estaba invicto con 2 victorias y 2 empates. En un sofocante sábado de diciembre debía viajar a este suburbio platense para medirse con los celestes.
Durante la semana programamos el viaje. Tomamos el colectivo 105 a la Estación 11 de Noviembre y, de ahí un ómnibus a la ciudad de La Plata. Almorzamos en la ciudad de las diagonales y buscamos la parada del colectivo 202 que nos llevaba a la cancha. Previo a ingresar a la ciudad, nos dio la bienvenida un cartel oxidado donde se leía "Bienvenido a la ciudad del inmigrante". Cabe recordar que desde esta urbe partieron las primeras columnas de obreros en Octubre de 1945, para cambiar definitivamente la historia del país y la vida política del entonces coronel Juan Domingo Perón.
Nos bajamos en la avenida principal y caminamos unas cuadras hasta encontrar la cancha. Era un estadio sumamente humilde, con una tribuna gigante en una de sus cabeceras. Esa tribuna de cemento en vez de parecer normal, quedaba algo descolocada respecto a la pequeñez de todo su alrededor.
El espacio destinado al público visitante, incómodo y sin tribunas de ningún tipo, era lamentable. El calor allí era agobiante e insoportable. Para colmo de males ni siquiera tenía agua corriente para refrescarse.
Todos esperábamos la llegada de gran cantidad de público porque la campaña del verde era prometedora. Cuando salió el equipo a la cancha con Giménez, Rodríguez, Dopazo, Gorsd, Lazarte, Leiva, Pérez, Maidana, Martín, Vitale, y Szeszurak, el espacio visitante estaba casi completo. Aún no había llegado la hinchada, algo extraño para un partido tan trascendental.
Finalizado el primer tiempo y con el resultado empatado en cero, por radio nos llegó la información que la barra del Bajo se había enfrentado con la de Claypole, en las inmediaciones de dicha localidad.
Al principio no entendíamos nada, pues la ruta hacia Berisso hacía imposible un cruce por esa zona. Luego ampliaron la información y lo sucedido fue que la barra había levantado un grupo de hinchas que vivían en la villa de Soldati. Esa fue la razón de porqué la caravana tomó por Camino Negro hacia Berisso. Cuando pasaron por Claypole se armó una trifulca infernal que incluyó de todo, luego debieron continuar el viaje con uno de los micros averiados en su parabrisas, lo que significó un retraso importante.
Al cabo de tres horas de travesía y cuando faltaban solo 10 minutos para que finalice el encuentro, dos micros se hicieron presentes en el estadio con banderas, bombos y estandartes. Lo asombroso fue que instantes después, arribó un tercer micro con hinchas en el techo. Por error accedió por una de las calles que daban a la tribuna local, provocando que haya corridas y piedras volando por un rato hasta que ingresaron.
Faltaban unos pocos minutos para que termine el soporífero partido, y la barra recién colgaba las banderas y empezaba a alentar al equipo. Aún tengo la imagen de un hincha trepado en una columna de iluminación totalmente devorada por el óxido, atando una larga bandera verde y blanca. Los hinchas de San Carlos no salían de su asombro ante semejante invasión de leales verdes. Confieso que fueron 5 minutos de una excitación plena con toda la tribuna cantando desaforadamente, pero a pesar del esfuerzo sobrehumano que hicimos el trámite del partido no varió.
El encuentro terminó 0-0, y nadie tenía más fuerzas para nada. Tampoco había una gota de agua en toda la manzana y había que iniciar la larga vuelta.
El sol seguía pegando y muchos hinchas decidieron volver con los micros de la hinchada. Otros esperaron el ómnibus de los jugadores que, por el tráfico, llegó a Belgrano cerca de las 21 horas. Desde lo futbolístico, el viaje había constituido una decepción pero nos dejaba un intenso anecdotario para recordar. Una excursión verdaderamente inolvidable.

martes, 20 de septiembre de 2011

Tiro Federal 3 – Excursio 1 (28.4.1945)


Pedro Tilhet nació el 25 de enero de 1898 en la Rep. Oriental del Uruguay. No sabemos con exactitud cuándo arribó al puerto de Buenos Aires. Tampoco como terminó instalándose en el barrio de Belgrano, pero desde muy pequeño desparramó su fútbol por los Bosques de Palermo.
Allá por el año 1915, Pedro Tilhet con 17 años de edad jugaba en Defensores, equipo que abandonó en 1917 luego de obtener el ascenso a Primera, para vestir hasta la eternidad la casaca verde y blanca.
El arribo se produjo una tarde en la que don Antonio Masciotra fue a la cancha de Defensores, a observar dos jugadores por los que tenía interés nuestro club: Gelfi y Cassamayor. Esa misma tarde don Masciotra conoció en persona a Pedro Tilhet.
El domingo siguiente, Pedro y su inseparable amigo Morrone, se colaban a nuestra cancha para poder despuntar el vicio del fútbol junto a uno de nuestros jugadores, nos referimos al arquero Ernesto Danieletti.
Masciotra observaba desde lejos la excelente forma en que Pedro le pegaba al balón y que lo hacía descalzo. Morrone se le acercó a Masciotra y le dijo: "Oiga Rubio, allí está el Oriental que anda medio enojado con los de Defensores, porqué no aprovecha y le habla".
Masciotra se acercó para hablar con Pedro, pero éste al verlo, creyendo que iba a ser reprendido por estar en la cancha se dispuso a saltar el alambrado. Morrone lo frenó diciéndole "Pateá Pedro que te dejan". Esta fue la primera vez también que salió caminando por el portón de la calle Pampa.
Pedro Tilhet con el tiempo se transformaría en el alma mater de nuestro cuadro.
El domingo siguiente Masciotra programó un partido amistoso para poder observar en competencia al uruguayo. Alistó dos escuadras y anunció que se disputarían 11 medallas por el Campeonato "Bilz". En uno de esos cuadros hizo jugar a Tilhet.
Allí es donde se convence definitivamente Masciotra de conseguir el pase, aunque los de Defensores no querían saber nada. Esto produjo serias discusiones entre las dos entidades, por lo que hubo que remitirse a un tribunal superior.
La Asociación de Fútbol resolvió el entredicho haciendo firmar a Pedro Tilhet para Excursionistas.
Así, en 1918, debutó en nuestro club en la División Intermedia contra Sp. Palermo. El resultado fue un empate 3 a 3 siendo Pedro el autor de uno de los goles.
La intención de Tilhet era jugar uno o dos partidos, pero el destino hizo que no se separara más de nuestro club.
Pasaron los años y en 1924 Excursio disputa la final contra Talleres RE, por el ascenso a Primera División en el Viejo Gasómetro de Av. La Plata. Tilhet marcó un gol histórico que le permitió a los verdes, alcanzar la máxima categoría del fútbol vernáculo.
En 1925 la Asoc. Amateur Argentina organiza una serie de partidos amistosos por Chile. Pedro es convocado para formar parte del Seleccionado Argentino a pesar de ser uruguayo. Los resultados fueron un éxito rotundo, ya que era la primera vez que un equipo argentino lograba salir invicto del país trasandino.
Con el correr de los años se transformó en el gran capitán del equipo, y casi un técnico dentro del campo de juego. Leyendo las crónicas de los partidos encontramos notas destacadas de su altruismo. Por ejemplo pateaba adrede penales afuera si la sanción provenía de un error del árbitro, o invitaba a algún jugador del propio equipo a abandonar el campo de juego, si se propasaba en alguna acción violenta.
Jugó en Excursionistas ininterrumpidamente desde 1918 hasta 1936. Fueron 18 años donde vivió de todo en los tiempos mas gloriosos de nuestra institución. Pero el destino le tenía reservado una hazaña más….
Luego de alejarse de la práctica activa del fútbol continuó siendo el director técnico del equipo hasta 1950. Pero el 28 de abril de 1945, sucedió un hecho que lo iba a catapultar a la categoría de mito. Por la quinta fecha de ese año Excursio enfrentó a Tiro Federal en la ciudad de Rosario. El plantel debía juntarse en la estación Retiro para tomar el tren, pero la preocupación iba en aumento a medida que el tiempo transcurría y aún faltaba un componente. El jugador Maraviglia no aparecía, pero como ya se había hecho demasiado tarde los dirigentes decidieron partir. Muchos años después nos enteramos por una confidencia familiar, que el gran Maraviglia se había ausentado por tener una fija en el hipódromo de La Plata.
Ante este percance decidieron que Pedro Tilhet, con sus 47 años a cuestas, ocupara la posición de zaguero central. Desde luego que el “gran capitán” no se negó. La mejor actuación de Tiro Federal le valió el triunfo por 3 a 1. Pero había mas… En el segundo tiempo el arquero Vega de Excursionistas es expulsado por agresión. Los rosarinos llevaban peligrosos ataques y amenazaban con llenar el arco de goles. Ahí don Pedro Tilhet decidió ocupar el arco siendo su actuación mas que meritoria. Todos increíbles síntomas de su amor por el verde y su camiseta.
A los 47 años el mago de Pampa y Miñones, había ocupado todos los puestos dentro de la cancha y muchos de los que están afuera. Pasó a la inmortalidad el 14 de Diciembre de 1963. Su corazón se quedó y permanece en Pampa y Miñones hasta el día de hoy. Seguir su ejemplo, con su desinteresado y abnegado amor por el club, es una obligación para todos los que nos hacemos llamar hinchas del verde.
Un verdadero prócer de Excursionistas, el club de sus amores al que le dedicó toda su vida.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Def. Cambaceres 1 – Excursionistas 1 (11.10.97)

El partido en cuestión corresponde al torneo 1997/98 pero la historia se remonta al campeonato anterior correspondiente a la temporada 1996/97.
Hacia el mes de marzo del año 1997 Excursionistas era derrotado por Cambaceres en el Bajo Belgrano. Aquella tarde al final del partido se encontraron ambas hinchadas y en la refriega los hinchas de Camba perdieron una bandera roja en la que se podía leer “Los Piojos”.
Excursionistas tuvo un buen desempeño en ese torneo, donde sobre el final perdió el partido decisivo del octogonal con Lamadrid en All Boys. Durante todos los resúmenes deportivos de aquel año en los que emitían los goles del verde, se podía ver la bandera de Cambaceres colgada en el alambrado junto a la barra del Bajo.
Siete meses después de este suceso, que había pasado desapercibido para todos, el fixture nos envíaba a Ensenada.
Salimos bien temprano para poder almorzar en alguna parrilla rutera. Como no encontramos ninguna nos adentramos en la ciudad de Ensenada. Pasamos por la cancha, llamativamente en una de las esquinas nos daba la bienvenida una pintada en aerosol que decía “EXCURSIO HOY MORIS”. Lo tomamos casi en chiste. Nadie recordaba ya los incidentes cuasi menores del año pasado en Belgrano.
Continuamos con nuestra búsqueda gastronómica, hasta que dimos con el Club Ajedrecistas de Ensenada. Era un buffet de un club de barrio bastante decorosa para la zona en la que estaba ubicado. Ahí almorzamos un suculento asado, tal vez demasiado regado con unos tintos de dudosa calidad. Faltando media hora para que comience el partido partimos hacia el estadio.
Por esas cosas de la vida no estacionamos en el auto en la puerta, sino que lo ubicamos enfrente en un pequeño solar donde descansaban otros automóviles. Abonamos la entrada en medio de un clima enrarecido, ingresamos y nos ubicamos en lo alto de la tribuna. Notamos que no había llegado casi nadie aún, por lo que decidimos esperar para colgar las banderas.
Cuando el juez daba el pitazo inicial comenzaron a llegar algunos hinchas rezagados. Los primeros minutos transcurrieron con no más de 30 testigos en las gradas. Enfrente alentaba la gente de siempre, solo que en la cabecera el grupo más radical de la hinchada local no paraba de insultarnos.
A los 20 minutos, y observando que los micros de la hinchada se retrasaban, tomamos una mala decisión que lamentaríamos, decidimos colgar las banderas. A los pocos minutos escuchamos una canción que aún hoy retumba en nuestros oídos: “OLELE OLALA EN EL ENTRETIEMPO LOS VAMOS A MATAR”. Lo tomamos como una amenaza más de las miles que escuchamos en las canchas, aunque la pintada de la esquina y esta estrofa sospechosa nos hacían dudar un poco.
Mientras tanto dentro del campo de juego el verde jugaba bien y de los pies de Brotto se abrió el marcador ¡GOOOOOOL! fue el grito que silenció a la barra local. Casi al mismo tiempo el juez decretaba el final del primer tiempo.
Nos sentamos y comenzamos con las charlas de rigor, sobre jugadas dudosas o los motivos por los que los micros aún no habían arribado, cuando observamos que todos los policías ubicados en nuestro sector habían desaparecido. Al mismo tiempo la barra local había abandonado sus posiciones y lentamente daba la vuelta hacia la calle que daba a la tribuna visitante. Lo que estaban haciendo no era otra cosa que cumplir con su promesa estampada en aquel grafiti!!!!!.
Durante siete largos meses, habían juntado ira por la bandera perdida y paseada por todas las canchas del conurbano bonaerense. Ahora estaban decididos a descargarla sobre nosotros, vengar la humillación y además conseguir algún trofeo de guerra.
Bajo una torrencial lluvia de piedras descolgamos las banderas, los proyectiles volaban desde los cuatro costados y desde los techos de las casas lindantes. Prácticamente no había lugar para resguardarse. Los pocos hinchas del verde que estábamos allá soportamos el embate como pudimos.
Su objetivo principal era conseguir alguna bandera, aunque no es posible descartar que el secundario era acabar con todo ser viviente que habitaba nuestra tribuna. Apenas llegaban al paredón, intentaban treparse pero eran repelidos casi al instante con golpes en las manos u otras partes de su cuerpo, lo que los hacia caer del otro lado donde provenían. Otro grupo respondía con las piedras que caían en nuestro sector hacia la calle. Observabamos de reojo hacia afuera, donde los hinchas, enfurecidos por no poder ingresar a despedazarnos, la emprendían con los autos visitantes estacionados. En otro golpe de suerte increíble, recordamos que el nuestro estaba estacionado en aquel solar un tanto lejano a resguardo. Pero en ese momento dramático, poco nos importaba el vehículo. Los hinchas de Cambaceres se acercaban cada vez mas y nuestra tribuna estaba a punto de ser copada.
Ya sabíamos, a esa altura, que la hinchada de Excursionistas había sido retenida por la policía unos kilómetros antes de llegar al estadio como parte del plan, por lo tanto ya no esperábamos ninguna salvación. Cuando la puerta de la tribuna visitante estaba a punto de ceder, cuando los invasores se aprestaban a invadir la tribuna, aparecieron los jugadores por el túnel acompañados del árbitro. En ese preciso instante, la puerta finalmente cedió y algunos parciales locales lograron ingresar. Pero increíblemente, en simultáneo, reapareció la policía, la misma policía que minutos antes nos había entregado, ahora haciéndolos replegar hasta su tribuna nuevamente.
Cuando uno de los agente abrió la puerta de acceso e ingresó poniendo cara de “…quedensé tranquilos que llegué para salvarlos…”, uno de los hinchas del verde le propinó una tremenda trompada que lo hizo volver sobre sus pasos, generando otra batahola..
El segundo tiempo casi ni lo vimos. Estábamos paranoicos observando los movimientos tanto de la policía como de la hinchada local, hasta que transcurridos 30 minutos un agente nos ordenó abandonar el estadio. No lo podíamos creer ¿otra vez nos enviaba al matadero?. Según sus dichos nos juraba que era por nuestro bien, que con los efectivos que tenía no podía hacer frente a la barra de Cambaceres. Resignados, lentamente abandonamos la tribuna con suma cautela. Alcanzamos nuestro auto indemne, subimos un par de hinchas y partimos raudamente.
A los pocos kilómetros escuchamos por radio el empate de Cambaceres sobre el final del partido, pero no nos afectó demasiado. A esa altura de los acontecimientos, nadie recordaba que se estaba jugando un partido de futbol. Nuestras vidas y las banderas estaban a salvo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Liniers 1 – Excursionistas 1 (20.11.1999)

Hoy nos vamos a referir a un jóven del interior del país, que consumió fútbol desde su mas tierna infancia. En sus sueños albergó la esperanza de jugar en la Primera División, en un club grande de Buenos Aires, consagrarse y alcanzar la fama que lo catapulte a un futuro de gloria.
Damián Atilio Juárez, alias el Chavito, nació en 1982 en Lules, un pequeño pueblo de Tucumán. De chiquito ya comenzaba a despuntar el vicio de la pelota con sus amigos, en calles de tierra y en un pequeño club zonal.
Los avatares económicos y la evidente falta de progreso de su terruño, obligó a sus padres a emigrar a la Capital Federal en busca de un mejor porvenir. Consecuente con sus sueños, Damián decidió probar suerte en algún club de esos que veía por tele de chiquito. Luego de varios intentos fallidos, escuchó de una prueba en el Club Atlético Excursionistas del barrio de Belgrano. Hacia allí se dirigió, y en una acertada decisión, comunicó que se probaría de arquero, puesto en el que algunas veces se había desempeñado en el Norte. En virtud de que para ese puesto no se presentan muchos chicos, no importó demasiado su regular presentación. Damián fue fichado y así había cumplido una parte de sueño.
El Chavito comenzó a desandar el camino de las inferiores de Excursionistas, hasta que en el mes de Noviembre de 1999, su suerte cambió para siempre…..
Para la temporada 1999/2000, Excursio había armado un plantel con un par de figuras importantes. Antonio De Gregorio asumía el mando de DT, tras una exitosa campaña en el humilde San Martín de Burzaco. De allí se había traído a un jugador que con los años llegaría a ser un ídolo del Bajo Belgrano: Fabián Della Marchesina. También del sur llegó Ulises Abenamar Alliende y entre otros mas, se acercaron el exótico angoleño Da Silva, Gustavo Molini y Silvio Fuentes. El arranque para “Tony” De Gregorio fue relativamente irregular. Naufragando en la mitad de tabla (demasiado poco para las expectativas creadas), se tuvo que alejar de la conducción del plantel en la fecha 12, tras perder en Agronomía con Comunicaciones por 2-1. Posteriormente se hizo cargo la Subcomisión de Fútbol.
El arquero titular, el recordado Francisco Berscé, tuvo un entredicho en los vestuarios y fue expulsado. Durante la semana, su suplente Gabriel Frelier sufrió un problema físico que lo marginaba del próximo encuentro. Ya no quedaban mas alternativas que mirar muy hacia abajo en el semillero. El arquero de la quinta división, del cual no recuerdo el nombre, sería el elegido para afrontar semejante responsabilidad. Lo increíble estaría por suceder, dicho muchacho tuvo en la semana una actitud de indisciplina y fue marginado de la convocatoria. El siguiente arquero en la línea de sucesión en inferiores, pueden imaginarse todos quien era, el Chavito. Tras un irregular paso por las inferiores le llegaba su oportunidad en forma increíble a los 17 años de edad.
Algunos pensaron que la suerte de Excursionistas en ese partido ya estaba echada ante semejante infortunio, el arco cubierto por un arquero debutante de inferiores y la dirección técnica en manos de la Subcomisión de Fútbol.
Aquel 20 de Noviembre de 1999 fue un día templado, pero como siempre en La Tablada, con importantes ráfagas de viento. Con el equipo a punto de saltar a la cancha, un ex directivo que presenció la charla técnica recuerda haber llevado a los dos marcadores centrales hacia un costado del vestuario, y transmitirle una orden en forma tajante: “…deben impedir todo remate de larga distancia y rechazar cada centro que caiga en el área...”. El Chavito no gozaba de una estatura importante, apenas si arañaba el metro sesenta y cinco.
No fue un mal partido de Excursionistas, que salió decidido a presionar a Liniers en todos los sectores de la cancha y mantener el balón lo mas lejos posible de su área. El Chavito prácticamente no tuvo actividad en todo el primer tiempo, pero cuando el mismo se cerraba ocurrió lo peor… El cinco de Liniers, tras recibir un pase corto en mitad de cancha, dio un par de pasos al frente y sacó un tiro elevado, no fue furibundo ni al ángulo, fue hacia el área visitante. El arquerito vio venir el balón, pero los reflejos del sol en contra y la altitud que tomó el envío hicieron que sus cálculos fallaran. Nos agarramos la cabeza, pero increíblemente para nuestra suerte la pelota se estrelló de lleno en el travesaño. Todos suspiramos… pero el alivio duró poco, el rebote en el larguero dio de lleno en la espalda del golero y se introdujo mansamente en el arco. El Pepi Berscé que acompañaba los movimientos del Chavito desde el alambrado, elevó su mirada al cielo como buscando una respuesta. Las caras en las tribunas lo decían todo, algún que otro estúpido hasta se atrevió a reír ante el blooper. Otros desaforados insultaron al “arquero niño”. Los mas de nosotros mirábamos al suelo con resignación.
En el segundo tiempo, Excursio siguió buscando y encontró el empate con un certero remate de Fuentes. De ahí al final, solo fue rezar y rezar cada vez que Liniers cruzaba la mitad de la cancha. Hasta que el árbitro se apiadó de todos y dio por concluído el partido. El Chavito abandonó el estadio con una mirada triste, sintiendo que la responsabilidad lo había sobrepasado, pero el empate hizo que el trago no fuera tan amargo.
La fecha siguiente Berscé volvió a ocupar el arco, y el Chavito nunca más se volvió a atajar en el primer equipo.
Días más tarde asumió la dirección técnica un viejo jugador del verde: Néstor Rapa y ese plantel haría historia con una seguidilla de triunfos impresionante que lo dejaría al borde del ascenso, hasta que llegó el desastre de Comunicaciones, la invasión a la cancha y la quita de 21 puntos.
Nunca mas se supo nada de Damián “Chavito” Juárez. Algunos especulan que dejó el fútbol y volvió a Tucumán. Otros afirman haberlo visto jugar en una liga provincial del Chaco. Lamentablemente aquel sueño de juventud en Lules jamás llegaría a ser cumplido, tal vez la vida le cambió su sueño por otras alegrías.

martes, 6 de septiembre de 2011

Independiente 10 – Excursio 2 (22.09.1929)

Mi nombre es Sebastián Caviglia*. Nací en 1916 en el Bajo de Belgrano. En esa época no existía allí institución alguna como comisaría o escuela. Solo estaba el Club Atlético Excursionistas, que desde 1911 tenía su solar en el predio de Pampa y Miñones.
Cuando Excursio aún no había sido presa de los malos augurios era un club normal. En mi época le ganamos una final a Talleres de Escalada en cancha de San Lorenzo, y ascendimos a Primera División. Terminaba el año 1924 y era como caminar sobre las nubes en el cielo. Imaginen mis ansias por enfrentar al año siguiente a los grandes clubes del fútbol argentino.
En 1925 el verde debutó en la liga más importante, y la campaña fue mucho más que aceptable. Ocupó la mitad de tabla compitiendo con equipos de gran poderío. En esos días medimos fuerza con el Racing Club campeón invicto, que contaba entre sus filas con Ochoa y Perinetti, y rescatamos un empate en el viejo Gasómetro que lucía totalmente colmado.
En 1927 y 1928 cosechamos dos empates con Boca Jrs. en Pampa y Miñones, mientras que en 1929 perdimos 1-2 en La Boca, resultado que para la época fue comentado como épico.
Eran años dorados en que enfrentábamos rivales gigantescos y que en la cancha del Bajo Belgrano se hacían chiquitos.
El 4 marzo de 1928 todas las radios relataban el partido Independiente-Peñarol donde se habían dado cita 60.000 espectadores. Ese día se inauguraba el estadio de La Doble Visera, una mole de cemento gigante, única en Sudamérica. Nuestra imaginación no daba para figurarnos semejante obra. Habíamos estado en canchas abarrotadas con 10.000, 20.000 y hasta 40.000 personas, pero ese estadio era algo diferente a lo que habíamos visto hasta el momento.
En el torneo del ´28 no nos tocó ir a Avellaneda, pero le ganamos a Independiente en el Bajo 1-0 con gol de Carassa en una actuación memorable. En ese torneo el equipo rojo perdió solo 5 partidos.
Para visitar el nuevo estadio tuve que esperar hasta el año siguiente. Por suerte el domingo 22 de setiembre 1929, el fixture nos mandaba a enfrentar a los diablos rojos en su nueva casa. Durante mucho tiempo esperé por ese acontecimiento, y no me lo iba a perder de ninguna manera. Temprano me fui al club para ver como podía colarme entre los jugadores. Me ofrecí para cargar unos bolsos, y Pedro Tilhet, el gran capitán y mi ídolo en aquel momento me dijo "Pibe vos lleva mi bolso, que nadie lo toque". Esas increíbles palabras fueron como una orden para mi. Además de habilitarme a viajar hasta Avellaneda, podría entrar a la cancha con los jugadores!!!!!
Primero tomamos el tren y después el tranvía, cruzando toda la ciudad. Almorzamos un plato de fideos con tuco, en el viejo Restaurant El Puente en Pedro de Luján y Vieytes, para luego cruzar el Riachuelo, donde varios niños se bañaban disfrutando de una hermosa tarde primaveral.
Una cuadra antes de llegar a la cancha, nos detuvimos a contemplar el estadio. De afuera infundía un temor reverencial. Parecía un viejo coliseo de la antigüedad clásica. Los jugadores miraban en silencio. Tilhet, al verlos les dijo "Miren la cancha muchachos. No vaya a ser que una vez adentro se me vayan a abatatar...". Pero no terminó de decir la frase que Ernesto Belis le contestó "Avise si se cree que nos vamos a asustar por tan poca cosa! Con cemento o sin cemento van a morder el polvo otra vez estos rojos, que solo saben hacer firuletes."
Después de ese diálogo no hablaron más. A medida que nos acercábamos, la construcción faraónica era cada vez más grande. Para mi, que recién había cumplido 13 años, era un sueño estar allí.
Los jugadores se dirigieron a los vestuarios para cambiarse, mientras yo aproveché el tiempo para dar una vuelta por las galerías. Había una pared llena de copas y fotos de jugadores de antes. Dos hombres pintaban una pared, y el juez del partido se sacaba unas fotos con un hombre bajito y gordo, algún dirigente pensé. Como todos saludaban efusivamente a ese hombre, decidí seguirlo a través de un pasillo hasta una habitación grande, sobre la puerta se leía un cartel que rezaba Vestuario Local. Me sorprendí al verlo sacar unos botines de su bolso y una remera colorada. Al mismo tiempo otro hombre, bien vestido de traje y sombrero y un gran reloj brillante colgando de su bolsillo, entró al vestuario y logré escuchar este diálogo:
-¿Que tal Chancha, como andás para hoy?
-Y más o menos, acá hablamos con los muchachos que estamos necesitando un aumento, los 10 pesos no alcanzan.
-Muchachos ahora no tenemos guita, con esto del estadio nuevo ya no nos queda un mango! Si quieren les pago 2 pesos por gol, y si no les gusta juego con los pibes de la reserva.
-Bueno presi, mire que le tomamos la palabra, además a estos de Excursionistas se la tenemos jurada del año pasado.

En un segundo entendí todo, el hombre gordo y petiso, ahora vestido de jugador de fútbol, no era otro que la Chancha Seoane y el otro era el presidente del club de Avellaneda Pedro Canaveri.
Volví rápido a nuestro vestuario. No sabía si contarle a Pedro lo que había escuchado. ¿Sería importante para la estrategia del equipo o solo lograría ponerlos mas nerviosos?
Decidí que lo mejor sería mantener mi boca cerrada.
Pasados 15 minutos, el verde estaba presto a saltar al campo de juego, Pedro dio la charla final y se encaminaron al túnel. Un murmullo invadió nuestros oídos hasta hacerse ensordecedor. Yo entré a la cancha de la mano de mi ídolo y no me podía mover. Estaba paralizado ante semejante espectáculo. Pensé que era por mis 13 años, pero no tardaría mucho en entender que era algo que le podía suceder a cualquiera.
Tilhet estrechó la mano del árbitro y del capitán local, mientras se intercambiaron los banderines. Me senté muy cerca del túnel junto a otros pibes que hinchaban por Independiente. Pedro se acercó al trote y me dio el banderín. Los pibes me miraron en forma extraña y yo les dediqué una sonrisa.
Iniciado el partido en un ataque del verde, Belis no logra conectar un centro, y Paganelli toma la pelota despidiendo un disparo a media altura venciendo a Sangiovanni, el golero rojo. Nadie lo podía creer. Hice un esfuerzo supremo para no gritar el gol pero mi sonrisa supongo que me
delataba.
Asi como minutos antes el aliento era ensordecedor ahora el silencio era tenebroso. Los jugadores rojos, ajenos a estas sensaciones, tomaron la pelota y sacaron del medio rápidamente. Los siguientes 10 minutos fueron un monólogo brutal. Eran malabaristas de la pelota, pase, centro y gol, taco, pique y gol. Una gran marea roja se nos venía encima, sin piedad. La Chancha Seoane convirtió dos goles. Lalín, Pérez, Paolinetti y Taccone en contra, completaron los seis goles que hizo Independiente en el primer tiempo. El verde pudo marcar uno mas, también faena de Paganelli.
Ya en el vestuario en el entretiempo con el 2-6, Pedro tomó la palabra y les dijo "Muchachos no importa el resultado tenemos que ser caballeros ante todo, se dieron cuenta de lo que les decía yo?” Hacía referencia a la advertencia que les había lanzado al llegar al estadio.
Solo Fortunato Grimoldi, el gran arquero que un año después sería tapa de El Gráfico, confesó: "A mi me mató la curiosidad. Yo me la pasaba mirando las tribunas de cemento y los rojos aprovechaban la distracción para hacerme ir a la huevera..."
El segundo tiempo fue insoportable. Los rojos corrieron hasta que llegaron a marcar 10 goles, mientras el griterío en las gradas era infernal. El incremento salarial pactado por Seoane en la previa estaba mas que asegurado.
Una vez terminado el encuentro iniciamos el viaje de vuelta junto a los jugadores. El presidente Julio Ferraris contrató un carrito. Lo cargamos entre todos, en silencio, con bolsos y otros bártulos. Al pasar por un puente improvisado sobre el Riachuelo, para colmo de males, se rompió un eje del mismo, dejándolo inutilizable. El presidente obligó a Grimoldi y Taccone a servir de cuarteadores hasta alcanzar el tranvía.
Volví muy tarde a casa y guardé el banderín de Independiente, que conservé durante toda mi vida. A pesar de la derrota no estaba triste, había vivido una tarde que sería imposible de olvidar.
Ya no sigo mas en esta tierra. Me fui hace unos años cuando mi corazón dijo basta. Nunca deje de seguir a Excursio. Aunque ahora lo aliento desde el cielo, mi corazón esta ahí, junto al césped y la pelota, en Pampa y Miñones con la verde y blanca.
* El personaje de la nota es ficticio, pero la historia relatada es real.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Luján 2 – Excursio 2 (23.8.1997)

En todo grupo de amigos que se juntan para seguir un equipo de fútbol, existe uno que se destaca por su personalidad especial, por su gracia para describir situaciones, o por sus actitudes singulares que solo él puede llegar a realizar. En nuestro grupo él se llama Ariel.
Nuestro amigo Ariel nació en 1974 en el porteño barrio de Villa Urquiza, territorio que comparten en general tanto hinchas de Excursionistas como de Defensores de Belgrano. Ariel, vaya uno a saber porqué, prontamente se vió seducido por el club albiverde. Su fanatismo se fue haciendo mas que evidente en el transcurso de su infancia, a tal punto que de muy pequeño, tomaba por sus propios medios el colectivo 107 junto al “Negro Morland”, su inseparable compañero de andanzas. Juntos comenzaron a desandar con el verde miles de caminos, anécdotas, peligros, y otras yerbas por todas las canchas del ascenso donde Excursionistas jugara.
Con el devenir de la adolescencia y la temprana juventud, ya formaban parte de una segunda línea de la “hinchada”. Con su larga melena rubia, y el enterito de jeans a cuestas, Ariel empezó a ganar reconocimiento dentro de este singular grupo. Sin embargo, jamás dejó de ser un loco lindo de esos de antes del paco, los fierros y otras porquerías que hoy abundan.
Cuentan muchas cosas de él. Algunas verdaderas, otras no tanto y otras verdaderas falacias. Nuestro primer contacto, fue en un partido con Sarmiento en el Bajo allá por el 94. Caminaba hacia Barrancas, cuando lo vimos saltando arriba del techo de una rural Ford. Abajo en el habitáculo, unos pobres juninenses trataban de escapar de semejante martirio. Ese día entablamos un mínimo diálogo, en el que le reprochamos la actitud, a lo que respondió con una socarrona sonrisa. Mas adelante ese mismo año, volvíamos en auto de la inhóspita cancha del Deportivo Armenio. Ariel desandaba el campo de Maschwitz solo como un perro. Nos hizo dedo, a lo que hicimos caso omiso porque en el auto no había más lugar. Aún hoy recordamos la catarata de insultos que nos dirigía, mientras mirábamos su andar zigzagueante por el espejo retrovisor.
Con el correr de los años, Ariel se fue cansando de la agitada y cada vez mas peligrosa vida del paravalancha. Es asi que partido va partido viene, comenzó a frecuentarnos cada vez mas. Hasta que llegó a ser uno mas de nosotros, ya había dejado atrás su larga cabellera y ahora su uniforme obligatorio a cualquier reducto era remera, pantalón corto, ojotas y riñonera.
En cualquier anécdota que recuerde de cualquier cancha, siempre está al lado nuestro. Tendría tantas que podría escribir casi un libro con las mismas (Ensenada, Laferrere, Libertad, Zárate o Campana conocieron su impronta), pero como esto es un blog acotado, deberé volcarme solo a una.
En el mes de agosto de 1997 Excursionistas jugaba en Luján. Salimos temprano de Belgrano y levantamos a Ariel en Panamericana (ya se había mudado a Beccar, donde reside actualmente). Paramos en una parrilla en la ruta y el vino empezó a correr a raudales. Mas achispado que nunca, Ariel llegó a la cancha frente a la Basílica demasiado entonado. Creo recordar que el resultado final fue un empate, pero no recuerdo nada de ninguno de los dos tiempos. Lo que si sería inolvidable para todos fue el lapso de 15 minutos transcurrido entre ambos. Al iniciarse el entretiempo, Ariel se dirigió, sabe Dios o el alcohol que llevaba encima porqué, hacia el final de la larga tribuna visitante. Allí se extendía un pulmón de pasto atrás del arco, que finalmente conectaba con el sector local. En una inexplicable e irracional actitud, comenzó a romper los carteles publicitarios de tela que en aquel sector se encontraban. Uno a uno iban cayendo bajo sus garras: “Calzados Lujandro”, “Baterías Petito”, “Carnicería 9 de Julio”, etc. Quien sabe si cansados de este loco, o para defender al comercio e industria local, los hinchas de Luján se hartaron. Rompieron su portón, e ingresaron al pulmón divisorio. Con gran rapidez, la hinchada de Excursionistas reaccionó de igual manera. La batahola se había desatado. En mas de 30 años de ascenso, jamas vi una batalla tan singular. En una pequeña franja de tierra, atrás de un arco y con la Basílica de Luján y la Virgen de fondo, mas de 150 personas por bando se golpeaban sin descanso. La pelea duró una eternidad y se realizó de una manera totalmente leal, a puño limpio, hasta que la intervención policial le puso punto final. Una cámara de TN captó las imágenes, que dieron la vuelta por todos los noticieros del país. Mientras volvíamos en el auto hacia la Capital, le preguntamos a Ariel el porqué de su reacción. Su increíble respuesta fue que no recordaba nada.
Todavía se lo puede ver en los partidos de local pero ahora en la platea y mas tranquilo. Se ha casado y tiene un hijo que lo acompaña a ver al verde. Intenta aparentar una imagen mas racional pero todos sabemos que, en cualquier momento, su alma se puede revelar y hacer aparecer al viejo y querido Ariel.